El libro cuenta, además, con una introducción del poeta Enrique Díez Canedo, amigo de Tomás Morales.
Destacan en este tomo los "Poemas del mar", que han dado celebridad al autor hasta el punto de que gracias a ellos se le conoce también como “el poeta del mar”.
Empieza con el poema “De sí mismo”, en el que el poeta recuerda sus propósitos estéticos en la línea del Modernismo.
Algunos poemas de esta parte, como “Britania máxima”, son verdaderas composiciones arquitectónicas, en las que el poeta ensaya una adaptación del hexámetro latino.
Los “Poemas de la ciudad comercial” constituyen la última parte del libro.