También apoyados en el suelo se encuentran otros dos objetos: un poste entre las dos musas y, delante, una caja decorada con elementos geométricos.
En cuanto a los colores utilizados, las tonalidades son cálidas pero carecen de movimiento.
Resalta el color chillón naranja que se contrapone, al ser complementario, a los demás.
Por último, la luz viene claramente desde la derecha, creando una sombra en el suelo de los maniquíes.
Estos dos elementos se contraponen entre sí: el castillo simboliza lo antiguo, la fábrica lo moderno.
Asimismo, Apolo es un claro símbolo del mundo y de la cultura griega.
[3] En cuarto lugar, el uso de las dos perspectivas, una desde arriba y otra desde abajo, recuerda a la técnica utilizada por la pintura flamenca.
[4] En sexto y último lugar, la elección de representar a los personajes del cuadro como dos maniquíes está hecha adrede.
El maniquí representa según Calvesi al propio De Chirico: «Sin pretender fijar ningún significado ni identidad: la poética indefinición, la no-identidad del maniquí es evidente, pues el superhombre dechiriquiano, si bien es cierto que escudriña lo ignoto, lo hace realmente para reflejar en él precisamente su propia crisis de identidad, y no hace sino profetizar su terrible impotencia.