Tanto la «Santa Objetividad», que por entonces preconizaba Dalí, como su «método paranoico-crítico», partían de la realidad para encontrar los elementos nunca vistos convencionalmente para constituir nuevas facetas del surrealismo, que no en vano, era un movimiento de rebeldía contra la sociedad burguesa en todos sus aspectos y que tenía como arma principal el escándalo.
En este documental se realiza un recorrido por la comarca y los habitantes de Las Hurdes.
Cabe preguntarse si hubiera sido tan efectivo como testimonio social de no haber procedido a exagerar unas carencias que ponían en evidencia la dejadez institucional que las habían permitido.
De todos modos, la obra ha sido elogiada por grandes documentalistas como Joris Ivens, Joseph Losey y Robert Flaherty.
Carlos Saura la tuvo como punto de partida para su documental Cuenca, a raíz del cual declararía en 1958:[cita requerida] Al estreno del filme en el Palacio de la Prensa de Madrid acudió el doctor Gregorio Marañón, que había acompañado a Alfonso XIII en su visita a Las Hurdes en 1922.
[cita requerida] Es curioso observar que casi veinte años después ocurrió algo parecido con la película Los olvidados, que retrataba los barrios más deprimidos de Ciudad de México y cuyo estreno en México provocó reacciones violentísimas.
[7] Respecto a la muerte de la cabra, tras mucho insistir para provocar su despeñamiento y no conseguirlo, el mismo Buñuel le disparó (como se aprecia en los descartes de la película), siendo filmada su caída.