Más tarde, Buñuel encuentra a una niña moribunda en la calle y se siente impotente al no tener la medicina que la curaría.
Aunque la película es un documental, Buñuel escenifica muchas escenas para lograr un efecto dramático, en oposición a su equipo.
Cuando la niña enferma finalmente muere, Buñuel tiene una pesadilla en la que ve a un amigo de la región como la Muerte.
La pesadilla lo inspira a hacer que los aldeanos recreen el funeral de un bebé para la película.
Buñuel no pudo reparar la memoria de su amigo hasta el reestreno en 1960, cediéndole todos los derechos a sus familiares.
En su momento llegó a ser nominada al Premio Nacional del Cómic, aunque finalmente recayó en Arrugas de Paco Roca.
[2] En su debut como director se encargó también del guion adaptado, escrito conjuntamente con Eligio R. Montero.
También fue nominada al Premio Annie en la categoría de «Mejor película independiente», aunque cayó derrotada frente a la francesa J'ai perdu mon corps.