Las últimas composiciones

Para algunos críticos, buena parte de estas desilusiones se reflejan en los temas «Run Run se fue pa'l Norte», «Maldigo del alto cielo», «Rin del angelito» y «Gracias a la vida».

En un día del año 1965, Violeta Parra interpretó "Gracias a la vida" en una audición privada que hizo para Rubén Nouzeilles, gerente de la filial chilena de Industrias Eléctricas y Musicales Odeón.

[2]​ Sin embargo, en 1966 Violeta Parra aun cuando mantenía contrato con esta empresa, grabó su último álbum para ser distribuido por la empresa Corporación de Radio de Chile, bajo el sello RCA Victor al cual representaba en esa época.

Pese a ello, Nouzeilles, por el aprecio que sentía por Violeta Parra, se abstuvo de entablar una demanda en su contra por haber salido este disco bajo otro sello.

[3]​ Para grabar las canciones de este álbum, realizado en forma monoaural, se reunió con el músico uruguayo Alberto Zapicán, a quien dedicó la canción «El Albertío»,[4]​ y sus hijos Ángel e Isabel Parra.

En esta grabación, Parra también tocó el cuatro venezolano, instrumento cuyo aprendizaje inició en 1963[6]​ y que ella llevó a Chile, denominándolo Guitarrilla.

[8]​[9]​ Esta versión del álbum fue la más difundida en Chile durante la década de los 70 y 80.