Entre sus obras destaca Tu y yo (1971) considerada "una obra maestra" en el documental Women Make Film.
Shepitko nació en Artémivsk (hoy Bajmut), ciudad en el este de Ucrania.
Se mudó a Moscú con 16 años, donde estudió en el Instituto Pansoviético de Cinematografía (VGIK).
Shepitko pone el foco en una mujer de mediana edad que debe reconciliar su pasado con su realidad actual, un contraste que se traslada visualmente en la contraposición de interiores claustrofóbicos con tomas celestiales y expansivas del cielo y las nubes, elementos que representan la libertad y la emoción de sus días como aviadora.
Se concibió originalmente como un conjunto de cuatro episodios pero tan solo llegaron a rodarse tres, dirigidos por Andréi Smirnov, Larisa Shepitko y Guénrij Gabay.
No obstante, una vez terminados, fueron archivados por la censura alegando que la representación de los bolcheviques era negativa.
En 1969, Shepitko rodó su primera película en color, un musical con toques de fantasía para la televisión titulado A las 13 horas de la noche (V trinádtsatom chasú nochi; en inglés, In the 13th hour of the night).
[6] Tú y yo tuvo una acogida favorable en el Festival de Venecia, pero no contó con mucho público en la URSS.
La película esta referenciada como una "obra maestra" en el primer capítulo de la serie Women Make Film señalando que apenas se ha visto.
[9] La censura soviética fue muy estricta con los anteriores trabajos de la cineasta ucraniana, lo que la obligó a reflexionar sobre su siguiente proyecto.
Esta película le mereció un gran reconocimiento tanto a nivel nacional - temáticamente estaba muy en línea con el característico orgullo nacionalista ruso - como a nivel internacional, reconocimiento que se materializó en la recepción del Oso de Oro en la 27ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín en 1977,[10] el segundo que se otorgaba a una mujer; la primera en recibir este honor fue la húngara Márta Mészáros en 1975.
Andréi Tarkovski escribió en su diario: "Larisa Shepitko ha sido enterrada, así como cinco integrantes de su equipo.
Fue tan repentino que no se encontró adrenalina en la sangre de ninguno.
Su esposo, el cineasta Elem Klímov, tomó las riendas del proyecto tras la muerte de Shepitko y lo planteó como un homenaje a la obra de su esposa, titulándolo simplemente Adiós (Proschanie).
Sus películas, hasta hace poco, eran desconocidas incluso para el cinéfilo más experto y no habían sido restauradas ni homenajeadas.