Según John Rowe, esta escultura pertenece a los inicios del desarrollo Chavín y a la primera fase de la construcción del Templo (el llamado “Templo Viejo”), hacia 1100-900 a. C. La deidad representada en el Lanzón era la principal divinidad de los chavines, cuyo culto era atendido por una casta sacerdotal que tenía acceso a las galerías subterráneas del Templo de Chavín.Este sería un santuario oráculo y centro de las peregrinaciones del mundo andino (como lo fue Pachacámac en la época inca).En líneas generales, el ser mitológico representado en la escultura presenta atributos humanos y zoomorfos combinados.Federico Kauffmann considera que la divinidad representada en el “Lanzón” es en el fondo la misma que muestra la Estela Raimondi, aunque a diferencia de esta, no lleva báculos o cetros, ni plumaje estilizado.Comparando con otras iconografías contemporáneas y posteriores, Kauffmann sostiene que el dios Chavín, en sus diversas variantes, es básicamente un ser híbrido: mitad hombre con boca atigrada y mitad ave de rapiña, al cual ha denominado Piscoruna-Pumapasimi (quechua: hombre ave con boca atigrada).Este “felino volador” estaría relacionado con el culto al agua, de tanta importancia en las civilizaciones agrícolas del Perú antiguo.Según ella, esta divinidad podría estar relacionada con la dualidad, la transformación y la decapitación.Estos indios idearon edificar una gran casa con una trampa para ofrecer al dios a holgarse en ella.