El principado perdió su independencia en 1051, fecha en que Landulfo era cogobernante con su padre, Pandulfo III.
La revuelta fracasó y Atenulfo huyó a territorio normando, donde fue elegido líder como princeps.
La Emperatriz Inés visitó Monte Gargano como peregrina y regresó a través de Benevento, donde fue recibida, pero no así su marido.
Los asuntos de Benevento llegaron a un punto crítico en 1050, cuando León IX fue en peregrinación a Monte Gargano y reafirmó la excomunión de los príncipes, lo que motivó su expulsión por la ciudadanía.
El pueblo de Benevento envió una embajada al papa en Roma y se ofreció a ponerse bajo su mandato.