Lala Méndez Mosquera

Ahí tomó contacto con la imprenta, la edición, y el mundo editorial, oficio que fue su pasión durante muchos años.

Lala dio el último examen embarazada de su segunda hija, Sandra en 1957.

Su nombre marcaba una búsqueda de lo excelso –y su doble m, una diversión privada en familia-.

Lala MM invitó a que diferentes voces expresaran sus ideas mientras elegía para publicar las obras de sus estudios: Francisco Bullrich, Justo Solsona, Togo Díaz, Miguel Ángel Roca, Eduardo Polledo, César Pelli, Tony Díaz, Clorindo Testa, Gastón Breyer, Luis Morea, Francisco Liernur, Carlos Libedinsky, entre tantos otros que fueron poblando las páginas de la revista.

En el período 1969-1976, la revista se vuelve mensual y Lala, junto a su equipo editorial, deciden dedicar la publicación principalmente a la producción arquitectónica nacional y latinoamericana reforzando su propuesta inicial.

Por lo tanto, el material de arquitectura europea que llegaba a la editorial desde diversas fuentes -como ser de la revista inglesa Architectural Design, dirigida en ese tiempo por Monica Pidgeon- se vuelca en otras publicaciones como los Cuadernos summa-nueva visión ordenados en diferentes temas por directores invitados.

[4]​ En 1976, Marina Waisman comienza con la producción de la Colección Summarios, también centrada en temas internacionales.

Esta sección fue editada y recopilada en forma de libro tres años después.

También aquí Julio Cacciatore y Horacio Pozzo tomaron la continuidad de la sección.

Este primer encuentro reunió a los arquitectos cuyas obras conoció y seleccionó en sus viajes para su publicación, con el objetivo de intercambiar conceptos en torno a la evolución de la arquitectura regional.

Este encuentro se convirtió en un hito histórico en la arquitectura de América Latina.