Lagar de Torrijos

Sus dimensiones condicionan la nave principal, longitudinal y de mayor altura y a partir de ésta, se organiza el resto del edificio según las necesidades funcionales.

Únicamente destacan algunos elementos con cierto valor decorativo, como un pequeño reloj de sol realizado en mármol blanco, que hoy se encuentra sin cumplir su misión en el patio interior y que probablemente en el pasado estuviese en la fachada principal o, como afirma Rafael Blanco Sepúlveda, en la confluencia de las fachadas principal y lateral izquierda, con una lógica orientación hacia el sur.

También podemos encontrar ciertos valores estéticos en la fuente exterior y en la alberca o abrevadero para animales, que pese a su funcionalidad adopta una forma elaborada en torno a cuatro altos pilares rematados en pirámide rebajada y con entramado de maderas, probablemente para acoger una parra que la cubriera.

Sin ninguna estructura rítmica, se articula por medio del vano de la puerta principal en el centro, dos ventanas a cada lado en la planta baja y una serie de balcones a distintas alturas en la planta alta.

El interior recoge diversos elementos propios de la transformación agrícola a la que se dedicaba el edificio.

El lagar de pisar se mantiene perfectamente, duplicándose en la segunda nave.

Piedras de molino en el Lagar de Torrijos