[1] En este gouache, el artista reencuentra el tema de la mujer desnuda contemplada por el hombre -en esta ocasión por dos-, que ya había tratado en 1904 y que desde entonces se convirtió en un motivo habitual de su obra.
El tema de la mujer desnuda acostada observada por el hombre, presente en La ofrenda, nos acerca a Cézanne en su Nueva Olimpia y La tarde en Nápoles.
La mujer levanta el brazo y lo apoya en la cabeza haciendo un arco cerrado sobre la cabellera.
Oscureció las figuras de primer plano: los hombres, para aclarar la mujer del fondo.
Utilizó una técnica contraria a la que solía emplearse para la creación de la distancia en la perspectiva clásica.