Con el fin de conseguir el secreto de la poción mágica, Julio César decide recurrir al jefe de la policía secreta romana, Fielhastalfinus (caricatura del actor francés Bernard Blier), que encomienda a su mejor espía, Ceroceroséix, que se persone en la aldea y se haga con la fórmula.
Ceroceroséix (con un físico que parodia a Sean Connery, el primer James Bond del cine) es druida (aunque sirve a los romanos por venganza) y puede recibir la fórmula porque, de acuerdo a la antigua tradición, sólo pasa de boca de druida a oído de druida.
Al contrario que su predecesor, La gran zanja, cosechó muy buenas críticas y todavía hoy suele considerarse uno de los mejores álbumes de Uderzo en solitario, sólo superado por Astérix en la India.
Para la historia, Uderzo se basó en gran parte en las últimas anotaciones que Goscinny (a quien dedicó el álbum) dejó antes de morir.
También aparece la caricatura del actor francés Jean Gabin, que presta su rostro a Poncio Penates,[1] el gobernador romano de Jerusalén que siempre se está lavando las manos de forma compulsiva (clara referencia al posterior Poncio Pilato).