Al no encontrar ninguna huella la policía no la cree, por ello Eve empieza a investigar por su cuenta con la ayuda de dos amigos: Julia (Belén Blanco), Joel (Alistair Freeland) y un joven cura llamado Gabriel (Manu Fullola).
Según parece en aquella época había una monja muy estricta que hacía la vida imposible a sus alumnas.
Mientras tanto, María está leyendo un pequeño escrito, la monja la descubre y, al ver que es una carta de amor, la obliga a tragársela.
María no puede dormir así que empieza a revisar unos documentos de viaje.
La mujer empieza a sentir extraños ruidos en la cocina y decide ir, pensando que es su hija.
Se extraña al ver que hay agua en la pica y saca el tapón.
Los policías hablan con Eva y ella sólo les dice que vio a una monja.
La monja sigue persiguiéndola, la mujer intenta pedir ayuda a los vecinos pero no hay respuesta, así que se refugia en el ascensor.
Entonces, la chica junto con la recepcionista y otras personas descubren el cadáver de Cristina.
Atemorizadas, hacen un pacto de silencio y se deshacen del cadáver en un estanque con agua bendita.
Al final esta arrastra a Susana contra una ventana cuyo cristal le cae sobre la cabeza, decapitándola.
Mientras tanto parece que Eva está luchando con la monja cuando consigue dispararle el arpón al pecho y acabar con ella.
Joel le dice a su novia que Eva y la monja son la misma persona.