La esquina de los ojos rojos
Publicada en castellano por Alfaguara en 2006, es la segunda novela de la trilogía planeada por el escritor mexicano, precedida por La Mara.En 2005, Rafael Ramírez Heredia fue galardonado por la Asociación Internacional de Escritores Policiacos con el Premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra del último año.Es un panorama real que no se despierta, que se mantiene en un respiro entrecortado por el miedo, el dolor, la sangre, la muerte, generados por la violencia de seres sin escrúpulos y sin conciencia."La Santa Muerte es vista como la esperanza eficaz, porque si el Estado no garantiza el acceso al disfrute de los derechos humanos, ¿dónde resuelvo mis problemas?El sector popular urbano, informal, excluido, sufre doble desamparo: frente a las autoridades se siente perseguido; frente a las imágenes de vírgenes y santos, culpable.[...] Maracas mira unido a ese gesto de triunfo por saberse protegido doblemente; ¿quién es el gandalla que le puede quitar el gusto de saberse en los primeros planos junto a los jefes, y con la Señora Pálida como duplicado guardaespalda?Simplemente actúan mostrando una complicidad extrema, poniendo en discusión la amistad y el amor frente a una violencia desgarradora.Un barrio donde sus personajes dejan paso al protagonismo de la delincuencia, la droga, la violencia.Linda Stephanie, novia de Yube que acaba violada y asesinada.Este personaje demuestra que no obstante todo se puede puede sobrevivir siendo bueno.La condicionante [...] perecimiento arrebatado, esa es la regla para que el nombre del cadáver esté inscrito en la larga fila de caídos.[...] Fer Maracas se revisa contra el espejo, mira los dos tatuajes de la Santa Blanca, nuevos, bellos, punteados en cada uno de sus trazos, las figuras son exactas entre sí, describen lo que los grafiteros nunca han podido pintar en ningún muro de ninguna parte, menos en su espalda que parece brillar con las figuras.No son necesarias las palabras en el contexto social, el diseño transmite la inquietud, el miedo y se impone con su fuerza, su poder a través de los colores, dejando claro las jerarquías en las propias expresiones.