El municipio comprende las siguientes anejos: Guareña, Blacha, Balbarda, Oco y Sanchicorto.
[1] De ellos Balbarda y Blacha están constituidos como entidades locales menores dentro del municipio.
[5][6] El término municipal se extiende desde la sierra de Ávila, donde se localizan los núcleos de Balbarda, Oco y Sanchicorto, hasta el fondo del valle, donde están emplazados La Torre y Blacha.
Días después todavía se podían encontrar “bolsas” de granizo entre las malezas arrastradas por el agua.
Las nevadas invernales pueden cerrar al tránsito las carreteras de la zona, contingencia que ha ocurrido en varias ocasiones.
En la sierra de Ávila se conserva un encinar, que dadas las condiciones climáticas extremas, tiene un gran valor ecológico.
Los olmos, llamados negrillos localmente, han desaparecido prácticamente en los últimos años debido a la enfermedad de la grafiosis.
Los rebollos (Quercus pyrenaica) han sido tradicionalmente desmochados, por lo que sus copas presentan un aspecto muy abierto.
Los cultivos predominantes son los cereales (cebada, trigo, centeno y avena), en régimen de secano.
En otras zonas del mundo también la carne seca tiene mucha importancia en la producción alimentaria como pasa en Sudáfrica con el biltong.
H(eredes) S(uis caris) F(aciendum) C(uraverunt).- Traducción: "A---ion--oi y Arna (o Anna), amadísimos sus herederos lo hicieron"[19] En 2018 se publicó la mejor y hasta ahora la única síntesis sobre la historia de La Torre titulada: La Torre, Reflejos de su historia, y que tiene como segundo título: La Torre, Valle Amblés.
Los juegos de cartas más practicados son el mus, la mata, el tute y la brisca.
Era tradición colocar una rama del mayo en la ventana de la chica a la que se pretendía.
También las chicas paseaban por el pueblo al Perico, hombrecillo relleno de paja que finalmente acababa en el río.
La iglesia parroquial de Santo Tomás Apóstol data del siglo XV y XVI.
La cabecera o ábside está cubierta por un típico artesonado con tramos de tirantes.
La piedra más utilizada ha sido el granito, formando parte de los cimientos, muros, jambas, dinteles, enlosados del suelo, poyos, lanchas para la lumbre etc.
Otros materiales que se utilizaron en el pasado, fueron los piornos, para las cubiertas, (las "casas pajizas" medievales).
[23] Los cimientos se hacían con mampuestos acuñados con ripios y en ocasiones aglomerados con morteros de cal.
La teja de forma troncocónica era la más utilizada en la arquitectura tradicional, unas se disponen en hilera con su cara cóncava hacia arriba, las tejas canales, y son las que recogen y canalizan al agua y las tejas cobijas, se colocan con la parte cónvava hacia abajo, cubriendo los huecos que dejan las canales.
Las ventanas en las casas tradicionales eran huecos de pequeñas dimensiones, 15 x 20 aproximadamente, localizados en salas y sobrados.
La carpintería de madera que cerraba la abertura estaba constituida por un cerco y unas portezuelas, sin cristales.
En los elementos constructivos interiores distinguiremos las estructuras horizontales que organizan la casa en dos niveles, ocupando el sobrado la parte superior.
Los tabiques eran de pies derechos rellenando los grandes huecos con adobe, posteriormente revocado con barro fino y enjalbegado o encalado.
La escalera que sube al sobrado suele ser de madera y se cierra con puerta.
El acceso al mismo se realiza desde la vivienda o desde puertas y portones en los muros de cerramiento.
Las fábricas se realizan en mampostería, los corrales ocupan el interior de las manzanas, que suelen ser grandes.
Las dependencias auxiliares eran gallinero, pocilgas, cuadra, pajar y a veces paneras.