Fue nombrada socia "honoraria" de la Real Academia Española, donde pronunció un magnífico discurso, conservado hasta hoy en los archivos de dicha institución (Oración del género eucarístico que hizo a la Real Academia Española la Exc.ma Señora... en el día 28 de diciembre del año de 1784 en que fue incorporada por socia de dicha Real Academia Madrid, Joaquín Ibarra, 1785), así como de la Real Academia de la Historia.Todo parece indicar, sin embargo, que, aunque inteligente, no ahondó mucho en sus estudios, que no pasaron de discretos, pues se ha demostrado que sus traducciones del griego se hicieron a partir de versiones en francés; en su tiempo había damas de más sólida cultura, especialmente monjas; sí es cierto que, a instancias de la Sociedad Económica Matritense, en la que logró entrar en 1786 con el apoyo de Jovellanos y la oposición de Cabarrús, hizo una versión parcial del agricultor latino Columela en 1787.[4] De todas formas murió muy joven, a los treinta y cinco años, y no llegó a dar más fruto, quizá porque le fue difícil compaginar los libros con una salud que siempre fue endeble y el cuidado de su amplia familia.Tuvo que pasar un siglo hasta que Martina Castells Ballespí recibiera en Madrid el grado de doctora en Medicina, en 1882.Su objetivo es apoyar y difundir los estudios científicos sobre las mujeres, realizados por investigadores universitarios.
Escultura de María Isidra de Guzmán en la Plaza de España (Guadalcázar)