La ciudad de los niños perdidos

[2]​[3]​[4]​ La partitura musical fue compuesta por Angelo Badalamenti , y el vestuario diseñado por Jean-Paul Gaultier.La película-fábula cuenta con abundantes guiños a cineastas como Gilliam y Cocteau, se caracteriza por sus personajes simples pero decididos e inmersos en un mundo casi apocalíptico y que en ocasiones recuerda al año 1900 por su escasa tecnología, aunque hay elementos más allá de la realidad como una máquina para almacenar sueños o un genio llamado Krank, al que creó un científico loco y que envejece prematuramente por culpa de su incapacidad para soñar.[7]​ El consenso crítico del sitio web dice: "No se desarrollan todas sus muchas ideas intrigantes, pero La ciudad de los niños perdidos es una experiencia fascinante, inquietante y profundamente memorable".Roger Ebert le dio a la película 3 estrellas de 4 posibles, escribiendo que el diseño y los efectos visuales de la película merecían el mayor elogio posible, pero la historia a veces era confusa: "Mentiría si dijera que entendí la trama".Según los autores Jen Webb y Tony Schirato, la naturaleza dual del capitalismo constituye una fuente principal de tensión en la película:Por un lado, el capitalismo se presenta como habilitador del interés propio y la libertad, como lo ejemplifica la libertad de producir desarrollos científicos (Krank), perseguir ideas religiosas (los cíclopes) y buscar riqueza (el pulpo).