Anteriormente los niños expósitos eran recogidos en la inclusa de Pamplona situada en el Hospital General donde convivían con tullidos, dementes y enfermos indigentes.
[3] En relación con los niños abandonados, hubo unos cambios legislativos importantes en los siglos XVIII y XIX.
[10] En la primera mitad del siglo XIX cobró importancia el abandono de hijos legítimos empujados por la miseria[4] y a partir de 1850 se fue imponiendo el abandono en la maternidad siendo la modalidad mayoritaria en el siglo XX.
[11] Tras ingresar el niño en la inclusa se buscaba inmediatamente una nodriza externa remunerada para su cuidado y en muchas ocasiones a los siete años lo prohijaban.
Las madres que daban a luz en la maternidad eran normalmente mujeres jóvenes, solteras primíparas y en muchas ocasiones analfabetas.
A lo largo del siglo XIX ingresaban en la Inclusa de Navarra unos 200 niños al año.