Sus límites no se corresponden con una división administrativa, sino con una demarcación histórico-tradicional, cultural, geográfica y agraria.
Son elementos hoy sustituidos por el ladrillo moderno o la piedra, que solían y suelen presentarse sin revestimiento en la mayoría de los casos.
[5] Las paredes solían ser muy anchas y en general se abrían pocas ventanas debido al clima continental presente, aunque en algunas paredes se obraban «luceras» o ventanucos necesarios para la aireación de la casa.
Para acceder a cualquiera de ellas se pasaba por el «portal» que es lo que hoy llamaríamos vestíbulo y era utilizado frecuentemente como secadero de la matanza.
Toda casa solía tener dos habitaciones para descansar y una cocina donde se realizaba la mayoría de la vida cotidiana pues era el lugar más cálido.
Esta poseía un cuarto o despensa para guardar los alimentos y una chimenea en campana muy característica que ocupaba la mitad del espacio para desalojar bien los humos.
Se cubre la cabeza con una mantilla o “sobina” en paño bordado y rematada con un ancho volante de seda.
[15] Esta comarca, a pesar de su gran sentido de identidad, con características geográficas, económicas, sociales e históricas afines, no cuenta con el reconocimiento legal para su desarrollo administrativo.
Lo más parecido a un órgano administrativo que la gobierne es su mancomunidad.
Población según el padrón municipal de 2016 del INE.