Consistía en una serie de controles equipados con radares, reflectores y cazas nocturnos.
A cada celda también se le asignó un caza nocturno primario y uno de respaldo, normalmente un Dornier Do 17Z-10, un Junkers Ju 88C o un Messerschmitt Bf 110.
Las versiones posteriores del Himmelbett agregaron dos radares Würzburg, con un alcance de aproximadamente 30 km.
Los datos proporcionados a los científicos británicos les permitieron calcular que una oleada de bombarderos superaría las seis posibles intercepciones por hora que los cazas nocturnos alemanes "Tame Boar" (Zahme Sau) podían gestionar en una determinada zona Himmelbett.
[4] Esta táctica fue extremadamente efectiva, lo que generó fuertes discusiones entre Kammhuber y Erhard Milch, su jefe.
Así, cuando comenzaba una incursión masiva, los cazas nocturnos de cualquier base dentro de su alcance eran dirigidos contra la oleada, donde se esperaba que pudieran localizar a los aviones enemigos con su propio radar.
Cuando se enviaban los cazas nocturnos para interceptar a los aviones británicos, solo encontraban un espacio vacío.
Un método más sofisticado para cegar el radar alemán fue el "Mandrel", una señal de interferencia transmitida desde aviones que acompañan a una oleada de bombarderos, o más tarde, a ciertos bombarderos.
Los británicos también atacaron las comunicaciones entre estaciones terrestres y cazas nocturnos, y durante la Operación Corona se transmitieron mensajes de radio destinados a los pilotos enemigos con indicaciones equivocadas, pronunciadas con un cuidado acento alemán.
Al menos tres escuadrones equipados con Bristol Beaufighter y de Havilland DH.98 Mosquito eran parte del Grupo No.