El aparato permite obtener una llama muy luminosa producida con la ignición del gas acetileno (C2H2) que se genera por la reacción química exotérmica entre el carburo de calcio (CaC2) y agua.
Los modelos tradicionales llevan la boquilla, con o sin reflector, adosada al propio aparato.
[1] Primeramente fue empleado en la minería y su uso se ha difundido también en otras actividades como la espeleología, la pesca o el senderismo.
Dicha boquilla, de cerámica, está conectada con el carburero (que el espeleólogo lleva colgando en la cintura) mediante una manguera.
Frecuentemente es necesario limpiar el carburero mientras se está en la cueva, lo que requiere cuidado para no ensuciar el entorno, así como la necesidad de transportar el desecho al exterior para no contaminar el medio ambiente cavernícola.