Se puede acceder por la autopista S16, la carretera estatal L 97 y la línea ÖBB-Westbahn.
Este valle, con sus montañas escabrosas, lagos de agua cristalina y cascadas atronadoras, se caracteriza por la intensa naturaleza.
Se extiende desde la ciudad alpina de Bludenz en el oeste hasta el Arlberg en el este como frontera con Tirol.
En verano se puede hacer senderismo o ciclismo por los prados alpinos en flor, los bosques de montaña y las altas cumbres rocosas.
Es gracias a los agricultores del Klostertal que estas praderas y pastizales de uso extensivo, incluso en los lugares más empinados, se han conservado hasta el día de hoy.
[1] El turismo también estuvo influenciado durante mucho tiempo por la importancia del Klostertal como ruta de transporte.
Por ello, ya en la Edad Media se establecieron albergues y refugios de calor.
La construcción del ferrocarril a finales del siglo XIX cambió la situación de los albergues y muchos quedaron desiertos o al borde de la ruina económica.
La mayoría de las cabañas del Club Alpino construidas en esa época siguen siendo gestionadas.
A principios del siglo XX, el esquí dio lugar a una nueva rama del turismo cuya inmensa importancia para el turismo alpino y también para el valle de Klostertal se sigue sintiendo hoy en día.