Pflanzer-Baltin ascendió a General de Caballería en octubre de 1912 y sirvió en el Estado Mayor, pero en 1914 no estaba adscrito a ningún cuerpo, debido a una salud precaria.
No fue hasta otoño de ese año, cuando pareció que Rumanía se volvía contra las Potencias Centrales, que fue encargado con la defensa de Transilvania.
Cuando los rusos cruzaron los Cárpatos, y hubo peligro inmediato de su irrupción en las llanuras húngaras, Pflanzer-Baltin, con una división improvisada, se lanzó contra ellos, y condujo la defensa con una serie de movimientos ofensivos.
Se lo nombró inspector general de la Infantería en 1917 y luego jefe supremo de la infantería austrohúngara en Albania.
A Pflanzer-Baltin se le confió el mando en este teatro de operaciones; recuperó terreno, después de un breve ataque, y alcanzó las antiguas posiciones al sur de Fjeri y Berat, en lo que fue el último éxito notable del Ejército austrohúngaro sobre el terreno.