El concierto está escrito para piano solo y una orquesta compuesta por flauta, dos clarinetes, dos fagotes, dos trompas y cuerdas.
El segundo movimiento, en forma ternaria, es apasionado y algo operístico en el tono.
El piano empieza sólo con un tema caracterizado por inusuales saltos grandes.
Las dinámicas son suaves en la mayor parte de la pieza.
El tercer movimiento es un rondó, oscurecido por los traslados a otras tonalidades como en el movimiento inicial (a do mayor desde mi menor y viceversa durante el tema secundario en este caso) y con una sección central cuyo inicio en fa sostenido menor se ve interrumpido por una melodía de clarinete en re mayor, una intrusión que nos recuerda, como observa Girdlestone, que la música instrumental en ese momento se vio influida por la ópera buffa y sus repentinos cambios de punto de vista así como de escena.