Pese a su juventud ya había transformado rápidamente su estilo y sus ideas, como deja traslucir esta obra, que podemos contar entre lo mejor del Mozart joven.
Este tipo de patrones dramáticos se pueden observar en la Sonata en la menor (KV 310).
Pero ahora, sin elevar su voz o acelerando su paz, Mozart abre una trampa y por ella inunda de perturbación y poderes desestabilizantes, tratando de aniquilar todo lo anterior.
En este segundo movimiento Mozart inventó, o al menos aparece de manera más explícita por primera vez, un modelo importante en el cual se nivela la forma y la expresión, ejemplo a seguir por los compositores románticos.
A pesar de que pueden encontrarse precedentes en música anterior, como en ciertas arias da capo, de ópera seria italiana, fue el mismo Mozart quien estableció esta forma como algo profundamente nuevo, un arquetipo expresivo en la música instrumental.