Una vez que los Valar descubrieron que Melkor había mentido cuando fue liberado al haber transcurrido las tres Edades por las que fue condenado al caer Utumno, y que había estado sembrando mentiras y enemistad entre los príncipes Fëanor y Fingolfin, Melkor huyó, primero al norte y luego al sur de Aman, donde se encontró con Ungoliant, la araña gigante que lo ayudó a ejecutar su venganza sobre los Ainur y los Elfos.
Melkor robó las gemas de los Noldor que se encontraban en Formenos, sin encontrar quien se le resistiera, excepto Finwë, al que asesinó para robar el tesoro más preciado de Fëanor, sus tres Silmarils.
En la plaza principal de la ciudad, rodeados del pueblo y los nobles de los Noldor, incluyendo a sus hermanos y sobrinos que escucharon con horror, Fëanor pronunció el juramento que a la vez sería su condena y la de los Noldor que se le adhirieron, así como del resto de su pueblo y familia.
Aquellos Noldor que no quedaron convencidos con estos argumentos fueron luego convencidos cuando Fëanor les habló del mal que les hacían los Valar al tenerlos como presos en Aman, cuando ellos mismos podían estar libremente en la Tierra Media teniendo sus propios reinos y sus propias tierras.
El Juramento de Fëanor (en quenya Vanda Fëanaró Nossëo) consiste de una maldición dirigida a cualquiera que posea o desee poseer alguno de los tres Silmarils de Fëanor, y con el cual tanto Fëanor como cualquiera de sus descendientes se comprometen a buscar por todos los medios el recuperar las gemas, bajo pena de ser condenados a la Oscuridad, pena que piden a Eru Ilúvatar, el Creador, les someta si no cumplen con el juramento, mencionando a los Valar Manwë y Varda como testigos.