Sus hábitats son áreas abiertas con vegetación baja y algo de suelo descubierto.
[1] La crisálida tiene una coloración marrón, con partes oscuras y punteadas de negro.
No pueden permanecer en esas regiones norteñas cuando llega el frío, por eso emigran al sur y retornan en la primavera.
Aprovechan los vientos estacionales para su migración especialmente los frentes fríos de septiembre y octubre.
No resisten el frío y necesitan emigrar a regiones de temeraturas más moderadas.