Se instala después en Barcelona, y más adelante en Madrid, donde comienza a trabajar en distintos medios del Grupo Zeta.
Durante su dirección, la publicación se consolidó en ventas, llegando a alcanzar tiradas de 400.000 ejemplares.
Allí popularizó la frase "No me conteste ahora, hágalo después de la publicidad".
Lago llegó plenamente consciente a la Clínica Insaurralde de esa misma ciudad, desde la que, tras una primera exploración, se ordenó que fuera trasladado en ambulancia al Centro Médico Bautista de Asunción, en un largo y fatal viaje sin las mínimas condiciones, donde entró ya inconsciente, se le diagnosticó por primera vez un traumatismo craneoencefálico severo y se le practicó un drenaje de urgencia.
Sin embargo, unas horas después, una de las doctoras que atendía al periodista en el Centro Médico privado Bautista, negó este punto a EFE: "Permanece inconsciente, sedado, con asistencia respiratoria mecánica y con signos de un padecimiento cerebral fuerte, pero no se registra muerte cerebral".