[1] Se le confió la zona de Micomeseng, que en superficie ocupaba casi la mitad del territorio, aunque el control efectivo de los pocos destacamentos de la Guardia Colonial era muy disperso –solo había 74 españoles varones y 13 mujeres en toda Guinea Ecuatorial continental–.
[2] En 1925, el teniente Ayala ordenó cavar una fosa común de 20 metros de profundidad para enterrar a los fang ahorcados en Micomeseng, como correctivo por negarse a trabajar gratis en las prestaciones.
[2][5] Marchó con la 2.ª Compañía desde mayo de 1926 en la expedición del capitán Tomás Buiza para establecer puestos militares, estando al mando después de tropas en torno a Nsork.
[1] En la misma investigación, a un testigo, para sustanciar las acusaciones criminales contra Ayala y otros miembros de la Guardia Colonial le fue preguntado «si tiene testigos que aseveran lo manifestado anteriormente por él, a lo que el testigo respondió que en el continente, existen a miles».
[6] Estos testigos aseguran unánimemente lo que pasó en la «pista de Niefan a Evinayon, en la cual para construir los diferentes trozos se tuvieron que construir cárceles, donde se metían a los indígenas que eran reclutados forzosamente conducidos atados, los cuales se alimentaban con una ración que consistía en dos o tres yucas y así como un día a la semana, se les daba un poquito de pescado, unos cincuenta gramos, lo cual ocasionó defunciones a granel».