Más que por motivos patrióticos, López se involucró inicialmente en la guerra para seguir a su familia, esposo e hijos, quienes se enrolaron en el Ejército y fueron destinados a luchar en los campos de batalla en el norte de Chile.
Un sable de un oficial enemigo que Juana López conquistó en batalla se conserva el Museo Histórico Nacional.
La pérdida de su familia en la guerra reforzó su bravura y la impulsó con mayor energía a pelear por su patria.
Se cuenta que durante una batalla arrebató una espada a un oficial enemigo y le dio muerte.
[2] Junto a las tropas chilenas entró en la capital peruana portando aquella espada, en cuya vaina escribió las fechas de las batallas en que participó y el siguiente texto: Al término de la guerra regresó a Chile y fue recibida con honores.