Participó exitosamente en diversos combates contra los indios acaudillados por los caciques Cañuquis, Yanquetruz, Painé, Carriague, Cañuante y Calfino.
Le comentó que se preparaba una vasta conspiración: del 17 al 18 de agosto se sublevarían un escuadrón en Azul, otro en Dolores y los blandengues en Bahía Blanca, con el apoyo de diversos oficiales que levantarían partidas, y de los generales Rolón, Alvear y Vidal.
[5] Su cabeza cortada fue enviada a Rosas y expuesta durante tres días en el patio del cuartel de Retiro ante el teniente coronel Manuel Germán Céspedes y el capitán José Ríos, que habían apoyado a Zelarayán en su intento de sublevación.
Eduardo Gutiérrez traza una semblanza de su personalidad:"Valiente y prestigioso, el comandante Zelarayán no omitía sacrificio para hacer triunfar su idea patriótica.
Era muy competente para dirigir el movimiento que tramaba, pero poco a propósito para seducir afiliados, por su palabra breve e imperativa."