A mediados del año siguiente fue contratado por la Compañía de Discos Brunswick para dirigir la Orquesta Típica Brunswick en reemplazo de Pedro Maffia, conjunto con el cual no actuó en público sino solamente en grabaciones; además de Polito estaban Fernando y Ángel Martín, Armando Blasco y Félix Verdi en bandoneones; Salvador Polito, Salvador y Eugenio Nobile en violines y Francisco De Lorenzo en contrabajo.
[1] En 1938 Juan Polito ingresó a la orquesta dirigida por Juan D’Arienzo en reemplazo del pianista Rodolfo Biagi (‘Manos Brujas’) quien había egresado para formar su propio conjunto; se trataba de una orquesta que por el ritmo impuesto por el director era muy popular entre los bailarines, y el piano constituía un instrumento fundamental para lograrlo.
[1] A todo esto, Juan D’Arienzo había formado con rapidez una nueva orquesta a la que ingresó como pianista Fulvio Salamanca, que marcó un cambio en el ritmo de la agrupación tornándola más acompasado, para bailar y escuchar.
Dice Hugo Gregorutti que “Juan Polito galvanizó aún más la ‘rompedora’ orquesta de D’Arienzo, dándole un tono menos agudo en el piano, pero igual de cadenero, y con más variantes que las que le diera Biagi.” [1] Por su parte Horacio Loriente opinó sobre Polito: Su primer tango es Mano larga, del año 1924.
[3] En homenaje al cabaré Chantecler, donde D'Arienzo animó las veladas durante muchos años, Juan Polito, Carlos Ángel Lazzari y Ángel Roque Gatti compusieron el tango Glorioso Chantecler y, cuando el local ya no funcionaba pero el edificio todavía subsistía, Enrique Cadícamo hizo la letra y música de un tango despidiéndolo con el título de Adiós Chantecler.