También se mostró extremadamente estricto en cuestiones de moral y costumbres, lo que le valió no pocas críticas.
[1][2] Cursó sus estudios escolares en el Colegio San Vicente de Paúl, que dirigían entonces los padres lazaristas encabezados por Hipólito Duhamel.
[2] En Tacna, ciudad peruana entonces ocupada por Chile, demostró patriotismo al ayudar a los sacerdotes peruanos expulsados a salvar los libros parroquiales que ayudarían en la preparación del plebiscito que determinaría si las provincias cautivas de Tacna y Arica permanecerían en poder de Chile o volverían al Perú (plebiscito que no llegó a realizarse).
[1][2] En 1920 viajó a Roma y en la Pontificia Universidad Gregoriana se graduó de doctor en Derecho Canónico en 1922.
[3][2] Entre las muchas obras que realizó destacan las siguientes:[3][2] Su labor en su arquidiócesis trujillana le valió el reconocimiento de sus superiores.
Recibió asimismo los títulos de Primado del Perú y Vicario General Castrense.
[2] El cardenal Guevara tuvo por obispo auxiliar a monseñor Federico Pérez Silva, pero más tarde este fue transferido a Piura y en su reemplazo fue nombrado el sacerdote franciscano Juan Landázuri Ricketts, paisano suyo.
[2] Puso especial interés en el funcionamiento del seminario mayor de Santo Toribio, impulsando las vocaciones sacerdotales, y gracias a ello, durante su periodo se produjo un significativo aumento del número de seminaristas.
Lo cual, como era de esperarse, no frenó a los jóvenes, que siempre son atraídos por lo novedoso y lo prohibido.
[2] Si bien desde hacía algún tiempo se hallaba en tratamiento médico (padecía cáncer), su fallecimiento sorprendió a todos.
En la mañana del día fatal, ofició misa, notándosele muy cansado y con dificultad para pronunciar algunas palabras.