Recibió premios como el Yellow Kid al mejor dibujante extranjero (1990) y el Bulle D'Or en Francia (1994).
Trabajó en varias agencias argentinas de publicidad, aprendiendo a sintetizar la narración al milímetro.
Durante la década de 1980 colaboró con varias revistas europeas, como la española 1984 de Josep Toutain, la francesa Métal Hurlant y la italiana L'Eternauta, experimentando con innovaciones gráficas y narrativas.
Giménez también colaboró con autores importantes como Carlos Trillo, Emilio Balcarce y Roberto Dal Prà.
[1] Según Ricardo Aguilera y Lorenzo Díaz, Giménez ha reflejado su pasión por la tecnología en todas sus obras, consiguiendo "transmitir alma y vida propia a todas sus ensoñaciones metálicas".