[1][2] Es muy poco lo que se conoce sobre Juan Francisco de Peñaranda.
En ese año fue nombrado para el cargo con un salario de 12 ducados.
[1][2] En 1559 se acababa el plazo de sus contratos y Peñaranda quiso partir.
El cabildo, para retener a su maestro, decidió crear una ración para entregársela, «en vista de su habilidad y voz, y ser benemérito para que se la provea.» No debió ser una acción sencilla, ya que fueron necesarios tres tratados para gestionar el cambio.
[1][2] A partir de ese momento se pierde el rastro del maestro Peñaranda.