Más adelante las tres trabajaron como criadas en casas del pueblo.[6] En Pakistán ni siquiera querían ayudarla a aprender los idiomas locales y se sintió como una trabajadora explotada la mayor parte del tiempo.[7][8]Durante 19 años ejerció de monja en Madrid, donde siguió siendo explotada laboralmente y donde no se le permitía ayudar a los demás.Así que, en el año 1996, al perder la fe, abandonó esa forma de vida y volvió a Irule.[1] En 2020 se estrenó el documental Florecica, que narra su vida.