José Mariano Vallejo

En 1807 publicó su obra más importante a juicio actual, la Memoria sobre la curvatura de las líneas (Vallejo, 1807).En cuanto a su Tratado elemental de matemáticas (Vallejo, 1812-1813 y Vallejo, 1817) es una obra enciclopédica que, aunque no tan vasta como la de Benito Bails, está más actualizada; la estima que mereció entonces la demuestran sus constantes reimpresiones y el hecho de que fuera recomendada por la Universidad de Salamanca y por la Corona para que se reimprimiera sin costa añadida alguna en las Américas.En este último año emigró a Francia como liberal que era, y allí publica diversas obras didácticas sobre aprendizaje de lectura, escritura y matemáticas y viaja por Francia, Bélgica, Inglaterra y Holanda.Regresa a España en 1832 y es nombrado en 1835 director general de Estudios y en 1836 procurador en Cortes por Granada.[2]​ con carácter póstumo aparecieron su Tratado completo de Matemáticas (Vallejo, 1856) y su Álgebra (Vallejo, 1856) Usa modernamente los números negativos, que algunos todavía no admitían como números enteros, y puso toda su influencia en juego para que España adoptase el sistema métrico decimal, pero a veces se muestra algo crédulo con la Astrología (tal vez por interés crematístico, ya que los matemáticos desde antiguo sacaban pingües beneficios con la edición de calendarios astrológicos para agricultores, y él mismo se interesó por escribirlos) y, también, curiosamente, mantuvo buenas relaciones e incluso amistad con el infante Carlos María Isidro, a quien dedicó su Memoria sobre agricultura.