Su homilía apenas se refirió al finado, que tras una breve referencia inicial pasó a un papel muy secundario, siendo el protagonismo el de la muerte y su significado tanto a nivel humano y religioso.
[3] En 1979 pasó a ser el obispo diocesano, hasta el año 2000, periodo en el que las sucesivas polémicas en que se vio envuelto, llevaron a convertirlo en uno de los prelados más conocidos.
[6] El papa Juan Pablo II manifestó en varias ocasiones a la Conferencia Episcopal Española que no le gustaba esta deriva.
[7] Finalmente, la Santa Sede intervino en el año 2000 favoreciendo su renuncia al episcopado alegando razones de salud.
[8] En 2007 publicó el libro Un obispo vasco ante ETA, en el que se refería a los terroristas como revolucionarios.