En 1902 ganó, por oposición, la cátedra de Lengua y literatura castellana del Instituto General y Técnico de Baeza, desde el que pasó, por concurso, a desempeñar sucesivamente las de los Institutos de Reus, Jaén, Santiago y Badajoz.
[4] Se distinguió como poeta lírico y como crítico literario, demostrándolo en sus estudios El teatro de don Adelardo López de Ayala; Preceptita literaria; El alma.
Estudios metafísicos (Madrid, 1899), con un prólogo de Francisco Fernández y González; Balmes apologista (Santiago, 1911); Las dos Romas (Badajoz, 1925), y sus poemitas A María Inmaculada y Lírica sagrada.
Durante la Segunda República destacaron sus obras Apología del cristianismo en la literatura española (1932), prologada por Juan Marín del Campo;[4] Las dos Romas (1933), cuya edición regaló a la Editorial Tradicionalista,[6] y El Socialismo a la luz del Evangelio (Tortosa, 1934).
[7] Fue asesinado durante la guerra civil española, víctima de la represión en la zona republicana.