José María Ortega

Fue también comandante militar en los territorios de San Luis Potosí y Jalisco.

También durante su gobierno tuvo lugar una de las excentricidades de Santa Anna: ningún empleado público usaría barba ni bigote por ser "adornos ridículos y ajenos al decoro y la decencia".

En 1843 se instaló en Manulique el primer aserradero que hubo en el Estado, propiedad del general Mariano Arista.

En Nuevo León el movimiento fue apoyado por el general Mariano Arista y, en consecuencia, quedó encargado del gobierno Manuel María de Llano.

Antes de entregar el poder, José María Ortega fue repudiado por poseer un "alma endurecida", con "talento y valor pero sólo para acumular riqueza"; su ostentación "no tenía límites", decía entonces el periódico El centinela al criticar unas águilas doradas que había colocado en las ventanas de su domicilio.