En ese año ya estaba en el mar y participando en un combate naval.
El comandante ruso, Evstrat Delarov, acompañó a Narváez al San Carlos, donde le dieron un barril de vino y otros regalos.
Zaikov dio a Martínez tres mapas que comprendían la región de las islas Aleutianas.
También confirmó que los rusos tenían previsto tomar posesión del estrecho de Nutca el siguiente año.
Mientras estaban en Unalaska, Martínez había detenido temporalmente a Haro, un tiempo en el que Narváez quedó al mando de la San Carlos.
Los nativos Nuu-chah-nulth, alertados por los acontecimientos del verano anterior, se habían trasladado a un lugar más seguro.
Después de que estos barcos habían dejado Caamaño, con Narváez, arribó la Aranzazu.
[9] La expedición se detuvo primero en el Clayoquot Sound, permaneciendo cerca de dos semanas.
Mientras Narváez estaba ocupado con este trabajo, Eliza hizo amistad con el jefe Wickaninnish.
El mayor, al que Eliza llamó Guicananich (Wickaninnish), tenía más de 2.500 personas.
Los nativos «quedaron sorprendidos al ver la goleta y, según sus explicaciones, nunca habían visto un barco en su interior».
Acabados los alimentos y agotados los hombres, decidieron regresar siguiendo la misma ruta por la que habían llegado.
Fondeó en bahía Birch (Puerto del Garzón) y puerto Drayton (punta de San José) y navegó hacia el oeste cruzando la bahía Boundary para bordear punta Roberts.
En el mapa realizado con posterioridad, realizado por Carrasco, se muestra una gran entrada, llamada Boca de Floridablanca (también canal de Floridablanca), que incluye la bahía Boundary y se extiende hacia el norte hasta cerca del Burrard Inlet.
[9] Mientras estaba anclada en punta Gray, la Santa Saturnina fue visitada por varias canoas con nativos musqueam, con quienes comerciaron alimentos, agua y leña a cambio de piezas de cobre y hierro.
Narváez navegó parte del Burrard Inlet (en la actualidad, el puerto de Vancouver).
Una vez reabastecidos con alimentos de la San Carlos la exploración del Puget Sound era ciertamente posible, pero Eliza estaba ansioso por volver a Nutca.
Así, los españoles perdieron la oportunidad de anticiparse a la exploración británica del Puget Sound, que se hizo el año siguiente dirigida por George Vancouver, mientras realizaba la ahora conocida como expedición Vancouver.
[10] Carrasco, sin embargo, no pudo o no quiso hacer la ceñida a Nutca y, en su lugar, la Santa Saturnina salió rumbo sur navegando a Monterey, California, donde llegó el 16 de septiembre de 1791.
La fuerza total reunida en San Blas sumaba unos pocos cientos, y estos eran en su mayoría comerciantes españoles y otros «peninsulares» de elite o «gachupines» que habían huido de la rebelión.
Las fuerzas rebeldes, que sumaban miles, rodearon de San Blas y establecieron los términos para la entrega.
El 30 de noviembre, Lavayen y los otros nueve oficiales navales decidieron rendirse.
A la mañana siguiente Lavayen capituló y San Blas cayó en manos de los rebeldes.
Narváez continuó sirviendo en la Armada Española, pero hizo repetidos intentos para eliminar la mancha de su historial.
Narváez, vio como las fuerzas realistas intentaron tomar sin éxito la isla de Mezcala, al menos, cuatro veces, teniendo perdidas significativas.
Al no haber podido tomar por asalto la isla de Mezcala, Cruz llevó a cabo una despiadada campaña por tierra arrasando el lago entero.
[12] En 1818 las fuerzas realistas habían apaciguado casi toda la Nueva España y el movimiento revolucionario se derrumbó.
Luego, en 1821 un joven capitán realista, Agustín de Iturbide, estableció una alianza con el rebelde General Vicente Guerrero, formaron un ejército común y, en un año, entraron en la Ciudad de México y proclamaron la independencia.
En el momento en que regresó a San Blas, en marzo de 1823, Iturbide había sido derrocado y se había establecido un nuevo gobierno dirigido por Antonio López de Santa Anna.
[14] En 1829, Narváez era piloto del navío Joven Angustias que pertenecía a José de la Guerra y Noriega de Santa Bárbara, y llevó mercancías desde San Blas hasta la Alta California.