Sus obras más representativas fueron Hernán el corsario y Cisco Kid; esta última tuvo una distribución en 360 diarios del mundo.
Luego, fue llamado por la revista El Hogar (1937) a realizar una página semanal titulada Las Grandes Novelas de Aventuras, donde adaptó a autores como Alejandro Dumas, H. Rider Haggard, la baronesa de Orczy, Emilio Salgari y otros.
Nueve meses más tarde, sin embargo, Salinas decidió regresar a la Argentina para evitar que su hijo, Alberto, fuese enlistado en el ejército y enviado a la Guerra de Corea; la agencia aceptó que Salinas trabajara desde su país.
En los años siguientes se dedicó a la ilustración, trabajando en las publicaciones de Manuel García Ferré y en otras editoriales.
En 1976 recibió el premio Yellow Kid por su trayectoria, el más prestigioso del mundo, en Lucca XII.
Tuvo, sin ser profesor, un único alumno: su hijo Alberto, quien recibió sus enseñanzas no imponiéndole frenos ni ataduras, que pudieran entorpecer su personal interpretación.