Fundó y colaboró como redactor en El Correo de los Andes, El Porvenir, La Ciudad, El Conservador, El Día, El Cóndor y El Catolicismo.
En 1835 fundó La Estrella Nacional, el primer periódico de Colombia dedicado con exclusividad a la difusión de las letras nacionales, redactado con José Eusebio Caro.
Respecto a sus opiniones en materia cultural, se distinguió por una exacerbada defensa de los postulados estéticos del romanticismo, así como por el reconocimiento explícito de los valores debidos al legado hispánico, del que no llegó a renegar ni en los momentos de mayor exaltación independentista y antiespañola.
[2] En su condición de poeta, encarnó mejor que cualquier otro autor colombiano, esa transición desde los serenos gustos neoclásicos hacia los excesos del romanticismo, convirtiéndose en una especie de eslabón entre el legado dieciochesco de pura raíz hispana y las preocupaciones más europeizares de los poetas que formaron la denominada "primera generación romántica", entre los que cabe recordar a Julio Arboleda, Gregorio Gutiérrez González y José Eusebio Caro.
Algunos de sus poemas fueron muy leídos, memorizados y recitados en Colombia a lo largo del siglo XIX.