Era hijo de Juan Antonio Hernández Quintero y de Avelina Ayala Machín.
La imagen había sido enviada para su restauración a La Orotava, Tenerife, y el escultor alteró significativamente la fisionomía de la imagen.
[1] Cuando ésta regresó a El Hierro, el rechazo de los fieles fue unánime pues juzgaban que la talla había sido cambiada y culpaban al arcipreste José Francisco.
Fue creada una comisión para examinar la imagen, y el escultor Nicolás Perdigón ofreció datos de la autenticidad de la talla.
Se calmaron los ánimos y José Francisco Hernández Ayala pudo resarcirse de las muchas acusaciones que se vertieron en su contra.