En 1899 fue encarcelado por participar en una huelga anarquista y en 1908 se marchó a París con su hermano.
En 1915 trabajó como tipógrafo en Lausana y en 1917 se estableció en Madrid, donde fundó la empresa Cervantes Films.
En 1930 recibió algunas ofertas para dirigir a España, pero no regresó de Alemania hasta 1931.
Trabajó por el Cine Popular Español e intentó fundar unos estudios cinematográficos en Valencia, pero fracasó por falta de apoyo económico, y en 1934 trabajó como actor en La alegría que pasa (1934) de Sabino Antonio Micon.
La mayor parte de su producción se ha perdido, ya que su compañera destruyó casi todos sus escritos en Perpiñán en 1942 y sólo quedan fragmentos.