Hablaba árabe, turco, inglés, francés y siríaco, lengua aramea que es, al culto católico maronita que profesaba toda su familia, como el latín a la liturgia latina de la Iglesia de Occidente.
En esos años fundó Suriya Al Fatah (Siria la Joven), revista bilingüe en castellano y árabe donde publicaba poesías y sus primeras traducciones de Gibrán Khalil Gibrán.
Colaboró también con los diarios La Gaceta, El Norte Argentino, El Eco de Oriente y otros.
Debido a que la provincia de Tucumán albergaba una colonia árabe importante, fue un espacio propicio para desarrollar tanto sus actividades comerciales e industriales, como periodísticas y literarias e incluso políticas.
Su vasta biblioteca especializada fue donada por su familia al Colegio San Marón de Buenos Aires.
Sentía una gran admiración por Khalil Gibrán, no solamente por su escritura y su estilo sino también porque lo consideraba…”una raza, un pueblo, un continente que en sí contenía a todas las razas, simbolizando a todos los pueblos de la tierra.