En el transcurso de una carrera dramática marcada por el abandono de Jean-Pierre Jarier, que conducía su Shadow DN5 hacia una victoria que dejó escapar por problemas mecánicos, Carlos Pace heredó la primera posición.
A pesar del agotamiento que le castigó durante las últimas vueltas, logró sostener el primer lugar para subir de esta manera al máximo escalón del podio.
Aun siendo muy competitivo durante todo ese año, no consiguió más triunfos, y el año 1976 se lo pasó casi en blanco porque su nuevo Brabham, el modelo BT46 no contaba con la debida puesta a punto.
Los dos pilotos dominaron el Gran Premio de Argentina, que abría la temporada, hasta que problemas mecánicos causaron el abandono de Watson, dejando solo en cabeza a Pace a pocas vueltas del final.
Mereció el más absoluto de los respetos de quienes fueran sus contrincantes en las pistas de Fórmula 1: los hermanos Wilson y Emerson Fittipaldi, Jody Scheckter, James Hunt, Mario Andretti, Ronnie Peterson, Vittorio Brambilla, Jacques Laffite, Carlos Reutemann, John Watson, Gilles Villeneuve, Clay Regazzoni, Alan Jones, Héctor Rebaque, entre otros.