Desde fines del siglo XVIII hasta inicios del XIX, luchó en clave independentista contra el absolutismo y fue uno de los involucrados en la llamada «conspiración de los tres Antonios».
Fue el hijo mayor del general Andrés de Rojas y La Madriz, regidor del Cabildo de Santiago en 1742, y de su segunda esposa, María Mercedes Ortuguren y Calderón.
En la capital chilena se relacionó con los franceses Antonio Berney y Antonio Gramusset, quienes compartían sus ideales y con quienes en 1780 planeó establecer en Chile un sistema republicano que aboliera las diferencias sociales y la esclavitud.
[1] En su casa se realizaban tertulias y fiestas que difundieron las ideas ilustradas entre los criollos, situación que hizo crisis en 1808, cuando el rey Fernando VII, prisionero de Napoleón, no pudo seguir gobernando América.
Tras el fin de la Patria Vieja, y junto con otros patriotas derrotados, fue relegado al archipiélago de Juan Fernández por orden del gobernador Mariano Osorio en 1814.