Se incorporó a la Academia de Práctica Forense, donde fue consultor, tesorero y bibliotecario.
En 1815 obtuvo la Parroquia de la Catedral, cura del Sagrario, que sirvió durante tres años.
En 1817 el gobierno patriota lo nombró racionero de la Catedral, beneficio que rehusó aceptar; pero sí aceptó el nombramiento de juez para las causas que, por delitos políticos, se seguían contra algunos eclesiásticos.
Siendo gobernador del Obispado don José Ignacio Cienfuegos, lo nombró su asesor.
En 1822 Bernardo O'Higgins lo desterró a la ciudad de Mendoza, Argentina.