Las ponencias que se presentaron habían sido preparadas en comisiones abiertas y discutidas en espacios diversos, desde casales de barrio hasta centros culturales adscritos a las parroquias y colegios profesionales.
Todos los grupos de mujeres activos en aquel momento participaron, desde las militantes de partidos políticos en la clandestinidad -con un abanico que iba desde la democracia cristiana hasta la izquierda revolucionaria y los partidos nacionalistas- hasta las feministas radicales del Seminario Colectivo Feminista, y feministas independientes que habían empezado a formar grupos de autoconciencia, junto a grupos de los barrios, sindicalistas estudiantes, docentes, abogadas, médicas y enfermeras, artistas, escritoras, periodistas, y también muchas que acudieron atraídas por la convocatoria, desde jóvenes obreras hasta amas de casa.
Se trataron los temas del trabajo, la mujer en los barrios, la familia, la educación, los medios de comunicación, la participación de las mujeres, la legislación, la mujer en el mundo rural, la sexualidad.
[4] El hecho de compartir, no sólo reflexiones abstractas, sino también experiencias vividas, incluso las más íntimas, como sucedió al tratar el tema de la sexualidad, creó un espacio de relación, en el cual muchas mujeres empezaron a llevar a la práctica el lema “lo personal es político”.
Seguramente por eso las Jornadas del 76 han quedado inscritas en la memoria colectiva como un momento capital en la historia reciente de las mujeres en Cataluña.